Este es un tema recurrente, cada cierto tiempo, se vuelve a hablar sobre si se puede emplear la violencia para educar a niños y niñas, aunque sea como medida excepcional.
Y aunque, yo trabajo cada día para que esto cambie, mucha gente todavía piensa que es legítimo, que está bien, y que es incluso una herramienta pedagógica pegar a un menor cuando su actitud es desafiante, o no quiere obedecer.
En este vídeo, os cuento mis propias reflexiones al respecto.
No creo que a nadie en este mundo le guste recibir bofetadas, ni cachetes (nalgadas), ni collejas, ni pellizcos, ni zarandeos…
Y menos, cuando es porque quieren obligarte a hacer algo que ni quieres, ni has pedido.
Soy la primera en comprender la frustración de una persona adulta ante una actitud desafiante y negativa de un niño o niña, y también en entender que en ese momento caótico y desesperante se te pueda ir la mano pero, está mal.
Está peor que mal.
Es un fracaso.
Es un error.
Y como persona adulta sabes que no debes hacerlo. Sabes que ese peque merece una disculpa. Y merece que te pongas a su nivel, le mires a los ojos y le expliques que te has equivocado, que nadie merece ese trato, que lo sientes y que no volverá a suceder.
Y en tu mano está encontrar herramientas para cumplir tu promesa. Para cumplir ese pacto de tratar con respeto a todo el mundo, y más a quienes necesitan protección y cuidado.
Porque lo que no nos podemos permitir es justificar la violencia, ni el maltrato.
La educación que necesitamos para hacer de este mundo un lugar mejor pasa por revisarnos a nosotras mismas y crecer, aprendiendo a ser más asertivas y responsables. Porque somos el ejemplo de quienes vienen detrás.
Ya no funciona eso de: «Haz lo que te digo y no lo que hago».
De eso va mi trabajo, de transmitir, difundir y enseñar herramientas de comunicación, educación emocional, gestión de los conflictos, búsqueda de soluciones creativas para el día a día en familia.
Puedes contactar conmigo aquí
Hi!
I take your advise, and do it as soon as possible